Un joven latinoamericano creó un proyecto para reutilizar las baterías de notebooks y celulares
La tecnología es una realidad que atraviesa por completo el día a día de la mayor parte de las personas del mundo entero. Ordenadores portátiles, cámaras fotográficas, celulares y tabletas nos rodean constantemente a tal punto que incluso llegamos de depender de muchas de ellas para trabajar y comunicarnos.
Pero detrás de esta realidad que ya nos resulta cotidiana, se encuentra un acelerado mercado de producción que motiva un aun más veloz mercado de consumo. Su secreto es la obsolescencia programada, que a su vez empuja a los usuarios a un adquirir un modelo más nuevo del aparato que utilizan, cada vez más a menudo.
El revés de este mercado es una gran cantidad de basura electrónica que se produce con cada modificación. Los equipos quedan obsoletos y son desechados, acumulándose en grandes vertederos a cielo abierto, o bien son enterrados debajo de nuestros pies. Aun así, y aunque se encuentren fuera de nuestra vista, están en algún sitio, sin que la naturaleza pueda degradarlos y afectando la composición de la tierra, el agua y el aire con sus componentes tóxicos.
Sin embargo, algunas personas jóvenes y emprendedoras están siendo capaces de ver, en esta problemática, una posibilidad de hacer las cosas de una manera diferente. Éste fue el caso de Sebastián Miceli, un joven argentino de 30 años que decidió comenzar un proyecto para recuperar las baterías de litio.
Pero detrás de esta realidad que ya nos resulta cotidiana, se encuentra un acelerado mercado de producción que motiva un aun más veloz mercado de consumo. Su secreto es la obsolescencia programada, que a su vez empuja a los usuarios a un adquirir un modelo más nuevo del aparato que utilizan, cada vez más a menudo.
El revés de este mercado es una gran cantidad de basura electrónica que se produce con cada modificación. Los equipos quedan obsoletos y son desechados, acumulándose en grandes vertederos a cielo abierto, o bien son enterrados debajo de nuestros pies. Aun así, y aunque se encuentren fuera de nuestra vista, están en algún sitio, sin que la naturaleza pueda degradarlos y afectando la composición de la tierra, el agua y el aire con sus componentes tóxicos.
Sin embargo, algunas personas jóvenes y emprendedoras están siendo capaces de ver, en esta problemática, una posibilidad de hacer las cosas de una manera diferente. Éste fue el caso de Sebastián Miceli, un joven argentino de 30 años que decidió comenzar un proyecto para recuperar las baterías de litio.
Luego de dos años de estudio, Sebastián encontró que dentro de las baterías de los ordenadores portátiles se encontraban células 18650; las mismas que utilizan en Tesla. A partir de allí dio inicio a un proyecto “RB Li-on” que implica la recolección, clasificación y reutilización de baterías de litio para proyectos de energías renovables.
Las pilas y baterías contienen mercurio, plomo, cadmio, manganeso, litio, zinc y níquel que, además, poseen efectos negativos sobre la salud. Se calcula que un 30% de su contenido son materiales químicos tóxicos que, con el paso del tiempo y su descomposición, al oxidarse se derraman en el suelo, y alcanzan el agua y el aire.
Por último, una tercera parte del proyecto implica la reutilización como alternativa a la compra de estas baterías, y su empleo en luminaria pública, power walls (almacenamiento para el hogar), refrigeradores en negocios, e incluso también bicicletas, motos o autos eléctricos que apunten a modos de alimentación energética renovable.
Dichas energías no son viables sin algún tipo de almacenamiento. Por eso las baterías son una pieza fundamental. Por ejemplo, en la energía solar, durante el mediodía se produce la mayor cantidad de electricidad pero casi no hay consumo. Pero si esa energía es almacenada puede ser utilizada por la tarde y noche.
“Si una batería puede hacer funcionar a un reloj, todavía puede seguir circulando. Ésa es nuestra filosofía y donde el círculo se renueva constantemente hasta llegar a su verdadera vida útil. La diversidad de productos en los cuales podemos reutilizarlas es tanto como nuestra imaginación nos lo permita”, señala Sebastián.
Del proyecto, que aun se encuentra en su fase inicial participan también: Juan Marcelo Díaz Cortéz, Nicolás Bacca Castex, Gonzalo Romero, Juan Nicolás Palomo, Nicolás Díaz Gattiker, Gabriel Andrés Vannelli, Miguel Ángel Bravo.
Puedes conocer más y aportar a este proyecto poniéndote en contacto.
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