¿Existe Una Receta Para la Felicidad?
El psicólogo estadounidense Dan Gilbert conoce la receta para la felicidad. Y es infalible. El científico ofrece por fin su verdadera receta para la felicidad, a la vista de datos científicos. “La felicidad es un asunto de química del cerebro“. Este investigador sonríe antes de contar un caso, el de Ronald Wayne. Junto a dos amigos, llamados Steve Jobs y Steve Wozniak, fundó en 1976 una empresa para fabricar ordenadores: Apple.
En seguida, por miedo a que el proyecto acabara en bancarrota, vendió sus acciones por 800 dólares. “Ahora valdrían 62.000 millones de dólares”, exclama Gilbert. “Nunca me he arrepentido de mi decisión”, ha declarado Wayne, un ingeniero retirado que vive feliz cerca de Las Vegas.
Las charlas de Gilbert en TED, disponibles en internet, han sido vistas por más de 20 millones de personas. Gilbert ya casi tiene la receta de la felicidad en la punta de la lengua. Muestra una última fotografía. Aparecen unos jovencísimos John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, acompañados por un cuarto músico que no es Ringo Starr. Es Pete Best, el primer baterista de The Beatles. Abandonó el grupo en 1962, justo antes de que se convirtiera en un fenómeno planetario. “Soy feliz con mi estilo de vida”, ha declarado Best, que siguió tocando la batería en Liverpool y hoy es un alegre abuelo.
“Los seres humanos sobredimensionan constantemente lo infelices que serán ante la adversidad”,
Al investigador se le iluminan los ojos, porque ya tiene los cuatro ingredientes de la receta para la felicidad. En realidad, no habla de cómo ser feliz, ni de por qué la gente no es feliz, sino de por qué la gente no sabe lo que les hará felices. “Los seres humanos infravaloran su propia fortaleza: no se dan cuenta de lo fácil que será cambiar su visión del mundo si ocurre algo malo. Constantemente sobredimensionan lo infelices que serán ante la adversidad”.
El científico compara esta capacidad de adaptación con “un sistema inmune psicológico, similar al que defiende al cuerpo de gérmenes y enfermedades”. Estas defensas de la mente, como las del cuerpo, son más fuertes en unas personas que en otras. “Mi mujer jamás enferma y yo pillo todos los resfriados. Lo mismo ocurre con el sistema inmune psicológico. Hay personas que son resilentes ante la peor de las tragedias. Otras personas se entristecen a la mínima. Pero lo interesante, es que la inmensa mayoría de los seres humanos, son del primer tipo”. “El 75% de las personas, vuelven a ser felices en los dos años posteriores al peor trauma que te puedas imaginar”.
Sabe que se mueve en un terreno cenagoso: el de la millonaria industria de la felicidad, una ametralladora de charlas, cursos de coaching y libros de autoayuda. Un mundo lleno de charlatanes. “Desconozco sus motivaciones, pero en la industria de la felicidad, hay mucha gente con malas intenciones”. Sus investigaciones se publican en las mejores revistas científicas. Uno de sus experimentos consistió en una aplicación para teléfono móvil que preguntaba periódicamente a 5.000 personas de 83 países cómo se sentían, qué estaban haciendo y si estaban pensando en otra cosa diferente a la que estaban haciendo.
Sus resultados, publicados en la revista Science, mostraron que las personas piensan en cosas que no están ocurriendo casi tanto como en cosas que están delante de sus narices. Y los datos revelaron que esa “mente errante, descontrolada” les hacía, a menudo, infelices.
“La industria de la felicidad es una buena idea, pero debe basarse en la verdad. Es muy fácil dar a la gente recetas para su vida o una receta para la felicidad. Ha ocurrido durante miles de años. Cada cura, cada rabino, cada orador, cada camarero, cada taxista, tienen una opinión personal y una receta para la felicidad. ¿Qué opiniones son acertadas y cuáles no? Solo hay una manera de saberlo: la ciencia y la experiencia”.
El laboratorio de Gilbert mide los sentimientos de miles de personas para intentar desmontar afirmaciones que se dan por ciertas. “Nuestro cerebro nos da mala información sobre cómo de felices o infelices seremos en futuras circunstancias. Si preguntas cómo de feliz serás si te quedas ciego, la mayor parte de nosotros dirá que será infeliz durante mucho tiempo o el resto de su vida. Pero si medimos la felicidad de las personas que de verdad se han quedado ciegas, veremos que son perfectamente felices. Y observamos este patrón en todas las circunstancias de la vida”
“¿Ganar la lotería nos hará felices para siempre y quedarnos ciegos nos hará infelices? Ninguna de las dos cosas es cierta”
“Uno piensa: esto será terrible o esto será maravilloso. Pero luego lo medimos y vemos que no hay nada ni tan maravilloso ni tan terrible. ¿Ganar la lotería nos dará felicidad para siempre y quedarnos ciegos nos hará infelices? Ninguna de las dos cosas es cierta”, resume.
Si partimos de la base de que una madre siempre recomienda a sus hijos que se casen, que ganen dinero con un buen puesto de trabajo y que a su vez tengan hijos, Gilbert tira por tierra con estos tres supuestos ingredientes de la felicidad. Las personas casadas no son en promedio más felices que las solteras. “¿El dinero no compra la felicidad? No hay ni un estudio que muestre que un euro extra hace aumentar la felicidad”. Pero hay un matiz. Cuando eres pobre, un poquito más de dinero supone una inmensa felicidad. Un millonario, en cambio, necesita una enorme cantidad de dinero para aumentar, tan solo un pelín, su felicidad.
“Intentar ser más feliz es como bajar de peso. No hay ningún secreto”
Las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan son: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar. Y los estudios muestran que una escapada a París hace más feliz que comprar un coche deportivo. “Invertir en experiencias es mejor que invertir en cosas materiales”.
“Por ejemplo, pasa más tiempo con la familia y los amigos. Es un consejo aburrido, pero es efectivo. Somos el animal más social del planeta, se mida como se mida, así que no sorprende que la mayor parte de nuestra felicidad proceda de las relaciones sociales. Cuida tu salud física, haz más ejercicio. Es otro consejo aburrido, pero también es cierto”. “Si me dijeran que diga mi receta para la felicidad, solo diría “interactuar con otras personas”. Manuel Ansede.
En seguida, por miedo a que el proyecto acabara en bancarrota, vendió sus acciones por 800 dólares. “Ahora valdrían 62.000 millones de dólares”, exclama Gilbert. “Nunca me he arrepentido de mi decisión”, ha declarado Wayne, un ingeniero retirado que vive feliz cerca de Las Vegas.
Las charlas de Gilbert en TED, disponibles en internet, han sido vistas por más de 20 millones de personas. Gilbert ya casi tiene la receta de la felicidad en la punta de la lengua. Muestra una última fotografía. Aparecen unos jovencísimos John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, acompañados por un cuarto músico que no es Ringo Starr. Es Pete Best, el primer baterista de The Beatles. Abandonó el grupo en 1962, justo antes de que se convirtiera en un fenómeno planetario. “Soy feliz con mi estilo de vida”, ha declarado Best, que siguió tocando la batería en Liverpool y hoy es un alegre abuelo.
“Los seres humanos sobredimensionan constantemente lo infelices que serán ante la adversidad”,
Al investigador se le iluminan los ojos, porque ya tiene los cuatro ingredientes de la receta para la felicidad. En realidad, no habla de cómo ser feliz, ni de por qué la gente no es feliz, sino de por qué la gente no sabe lo que les hará felices. “Los seres humanos infravaloran su propia fortaleza: no se dan cuenta de lo fácil que será cambiar su visión del mundo si ocurre algo malo. Constantemente sobredimensionan lo infelices que serán ante la adversidad”.
El científico compara esta capacidad de adaptación con “un sistema inmune psicológico, similar al que defiende al cuerpo de gérmenes y enfermedades”. Estas defensas de la mente, como las del cuerpo, son más fuertes en unas personas que en otras. “Mi mujer jamás enferma y yo pillo todos los resfriados. Lo mismo ocurre con el sistema inmune psicológico. Hay personas que son resilentes ante la peor de las tragedias. Otras personas se entristecen a la mínima. Pero lo interesante, es que la inmensa mayoría de los seres humanos, son del primer tipo”. “El 75% de las personas, vuelven a ser felices en los dos años posteriores al peor trauma que te puedas imaginar”.
Sabe que se mueve en un terreno cenagoso: el de la millonaria industria de la felicidad, una ametralladora de charlas, cursos de coaching y libros de autoayuda. Un mundo lleno de charlatanes. “Desconozco sus motivaciones, pero en la industria de la felicidad, hay mucha gente con malas intenciones”. Sus investigaciones se publican en las mejores revistas científicas. Uno de sus experimentos consistió en una aplicación para teléfono móvil que preguntaba periódicamente a 5.000 personas de 83 países cómo se sentían, qué estaban haciendo y si estaban pensando en otra cosa diferente a la que estaban haciendo.
Sus resultados, publicados en la revista Science, mostraron que las personas piensan en cosas que no están ocurriendo casi tanto como en cosas que están delante de sus narices. Y los datos revelaron que esa “mente errante, descontrolada” les hacía, a menudo, infelices.
“La industria de la felicidad es una buena idea, pero debe basarse en la verdad. Es muy fácil dar a la gente recetas para su vida o una receta para la felicidad. Ha ocurrido durante miles de años. Cada cura, cada rabino, cada orador, cada camarero, cada taxista, tienen una opinión personal y una receta para la felicidad. ¿Qué opiniones son acertadas y cuáles no? Solo hay una manera de saberlo: la ciencia y la experiencia”.
El laboratorio de Gilbert mide los sentimientos de miles de personas para intentar desmontar afirmaciones que se dan por ciertas. “Nuestro cerebro nos da mala información sobre cómo de felices o infelices seremos en futuras circunstancias. Si preguntas cómo de feliz serás si te quedas ciego, la mayor parte de nosotros dirá que será infeliz durante mucho tiempo o el resto de su vida. Pero si medimos la felicidad de las personas que de verdad se han quedado ciegas, veremos que son perfectamente felices. Y observamos este patrón en todas las circunstancias de la vida”
“¿Ganar la lotería nos hará felices para siempre y quedarnos ciegos nos hará infelices? Ninguna de las dos cosas es cierta”
“Uno piensa: esto será terrible o esto será maravilloso. Pero luego lo medimos y vemos que no hay nada ni tan maravilloso ni tan terrible. ¿Ganar la lotería nos dará felicidad para siempre y quedarnos ciegos nos hará infelices? Ninguna de las dos cosas es cierta”, resume.
Si partimos de la base de que una madre siempre recomienda a sus hijos que se casen, que ganen dinero con un buen puesto de trabajo y que a su vez tengan hijos, Gilbert tira por tierra con estos tres supuestos ingredientes de la felicidad. Las personas casadas no son en promedio más felices que las solteras. “¿El dinero no compra la felicidad? No hay ni un estudio que muestre que un euro extra hace aumentar la felicidad”. Pero hay un matiz. Cuando eres pobre, un poquito más de dinero supone una inmensa felicidad. Un millonario, en cambio, necesita una enorme cantidad de dinero para aumentar, tan solo un pelín, su felicidad.
“Intentar ser más feliz es como bajar de peso. No hay ningún secreto”
Las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan son: practicar sexo, hacer ejercicio, escuchar música y charlar. Y los estudios muestran que una escapada a París hace más feliz que comprar un coche deportivo. “Invertir en experiencias es mejor que invertir en cosas materiales”.
Una receta para la felicidad
El científico ofrece por fin su verdadera receta para la felicidad, a la vista de los datos científicos. “La felicidad es un asunto de química del cerebro. La genética influye, pero las circunstancias del entorno, también. Intentar ser más feliz es como bajar de peso. No hay ningún secreto para bajar de peso: comer menos y hacer más ejercicio. Con la felicidad ocurre lo mismo. Hay unas pocas cosas que se pueden hacer y, si se hacen todos los días, de forma constante, el promedio de felicidad irá subiendo, aumentará”.“Por ejemplo, pasa más tiempo con la familia y los amigos. Es un consejo aburrido, pero es efectivo. Somos el animal más social del planeta, se mida como se mida, así que no sorprende que la mayor parte de nuestra felicidad proceda de las relaciones sociales. Cuida tu salud física, haz más ejercicio. Es otro consejo aburrido, pero también es cierto”. “Si me dijeran que diga mi receta para la felicidad, solo diría “interactuar con otras personas”. Manuel Ansede.
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