Un pueblo-huerta británico regala frutas y verduras a sus vecinos y visitantes
por Laura Vidal
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Todmorden es un pueblo-huerta británico de 15 mil habitantes ubicado en las afueras de Manchester, que se autoabastece gracias a la siembra en espacios públicos realizada por una red de 280 voluntarios. De esta manera, sus habitantes han reducido casi por completo el consumo de productos importados de otras ciudades, volviéndose económicamente independientes y además protegiendo el planeta.
El proyecto, llamado “Incredible Edible” (increíble comestible), se trata de una experiencia de agricultura urbana comunitaria y sustentable pensada para que los habitantes del pueblo no deban comprar los alimentos que consumen. Además, todos sus visitantes pueden también servirse de los vegetales y frutas que se ofrecen de manera pública en esta eco-aldea.
El proyecto, llamado “Incredible Edible” (increíble comestible), se trata de una experiencia de agricultura urbana comunitaria y sustentable pensada para que los habitantes del pueblo no deban comprar los alimentos que consumen. Además, todos sus visitantes pueden también servirse de los vegetales y frutas que se ofrecen de manera pública en esta eco-aldea.
El proyecto es al mismo tiempo mediambiental y social. Los habitantes de este pueblo se describen a sí mismos como: “Personas apasionadas trabajando juntas por un mundo en el que las responsabilidad por el futuro del planeta y de la humanidad sea compartida por todos los seres humanos”. Es decir que no piensan solo en sí mismos, sino en toda la Humanidad.
Cada uno de los voluntarios que participa de las huertas públicas le dedica solamente dos mañanas al mes, y con eso es suficiente para alimentar al pueblo y a sus visitantes durante todo el año. Por eso, Todmorden es un ejemplo de que no son necesarios grandes cambios en la vida de los habitantes de un pueblo o ciudad para volverla sustentable o para producir alimentos propios.
La intención de sus habitantes no es solamente abastecerse a sí mismos, sino que va más allá: se proponen compartir su logro con los pueblos vecinos y con los visitantes que lleguen de cualquier parte del mundo, para sembrar el ejemplo y expandir la idea por todo el planeta.
Por eso, al llegar al pueblo, un mapa en la estación de trenes muestra a los visitantes la ubicación de las plantaciones y los invita a probarlas con la consigna: “sírvase usted mismo”. De este modo, visitar el pueblo y conocer su proyecto de sustentabilidad y su modo de producción local y conciente es al mismo tiempo una opción turística y una experiencia de reflexión y aprendizaje.
Puedes conocer más la experiencia en este video:
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