Envío de Energía; Bolas de Energía por Maite Barnet y Josep Brucet
Nada está en reposo, todo vibra.
La energía no se crea ni se destruye, tan solo se transforma… Este es un principio fundamental de la física quántica que todos parecemos entender y aceptar. Vivimos en un inmenso campo cuántico que los científicos denominan Campo Punto Zero dentro del cual algunas partículas parecen tener memoria y comunicarse entre ellas cambiando su estado vibracional de onda a partícula. Estamos formados de esa energía, vivimos dentro de ese vasto campo e interactuamos con todo.
Algunos científicos afirman en la actualidad que somos en realidad paquetes de energía cuántica que se intercambian constantemente información entre unos y otros sin que apenas seamos capaces de percibirlo, pero produciendo resultados que pueden afectar nuestra vida y nuestra forma de actuar.
Pensemos por un momento en situaciones donde se mueve gran cantidad de energía. Por ejemplo, en el caso de eventos deportivos, estadios llenos de gente donde se producen situaciones de tensión, personas gritando, insultando, violencia de una u otra forma. Una gran cantidad de gente vibrando en una misma frecuencia, sin pensarlo, sin plantearse nada pueden y de hecho consiguen concentrar y expandir una gran cantidad de energía de baja frecuencia que se transmite de unos a otros y perpetua ese estado de tensión interna o externa, de negatividad o de violencia al menos en el lugar donde se produce.
Pensemos también en el mismo ejemplo en que en un evento deportivo de gran magnitud se despliegan energías de alegría, felicidad y entusiasmo cuando uno de los equipos consigue alzarse con el triunfo.
Ambos ejemplos nos muestran como grandes cantidades de energía son creadas, expandidas y dejadas en el entramado cuántico en el que estamos inmersos sin una intención sin una finalidad, explosiones energéticas de poco recorrido que afectan de manera individual a muchos, pero ¿qué pasaría si fuésemos capaces de coger una parte de esa energía para enviarla a la luz blanca a ser transmutada y utilizada para el bien de todos?
Toda situación de grupo debería ser un intercambio armónico de energía, y la conciencia de compartir y el uso útil de esta energía –Omar Ali Shah (la senda del buscador)–
Esto es lo que hacen en muchos monasterios de diversas tendencias mediante la meditación y la oración continuada moviendo grandes cantidades de energía en beneficio de toda la humanidad.
Aunque el lugar de meditación sea exiguo, contiene el Universo. Aunque nuestro espíritu sea ínfimo, contiene lo ilimitado –Maestro Sekito–
Este articulo ha sido escrito vibrando al unisonó con un gran amigo, conocedor del movimiento de las energías y sus consecuencias. Vibrando en una misma frecuencia para dar a conocer y expandir algunos conceptos sobre manejo de energías. En este caso concreto hablaremos del envío de energía en forma de bolas de luz y amor.
Quienes están acostumbrados a trabajar con la energía saben que es posible la creación de bolas llamadas psiball o bolas de chi, empleando la propia energía de quien las genera y programándolas para algunas finalidades concretas. Nosotros queremos ir un poco más allá en el desarrollo de este articulo para mostrar otras facetas y aplicaciones de las conocidas bolas de energía.
Es posible utilizar el envío de bolas cargadas de energía luz, amor, salud, serenidad…etc. y enviarlas a una persona en concreto como parte de su terapia y proceso de sanación. Se trata en realidad de un proceso sencillo, rápido y que en muchos casos se ha demostrado eficaz y en el cual la distancia no es un problema y el envío es un acto inmediato y fabuloso.
Antes que nada, debemos ser muy conscientes de que nunca podemos actuar energéticamente sobre otra persona, aunque sea con la supuesta buena intención de ayudarla, sin su permiso y consentimiento. La única excepción sería el caso de que el individuo receptor esté inconsciente o no se encuentre en condiciones de realizar esta petición y la realice algún familiar por él.
También debemos tener siempre la colaboración de la persona a la hora de recibir y descargar en sus cuerpos energéticos esta bola realizada para ella, pues esta descarga debe ser efectuada de manera voluntaria y consiente aceptando aquello que le llega o de lo contrario dejar esa energía encerrada en su esfera sin utilizar para que no pueda afectar a nadie.
En el caso de individuos inconscientes esta entrega de la esfera y su posterior descarga se realizan siempre a través del ser superior de quien recibe la bola. Es su ser superior quien en última instancia decide y acepta la energía recibida para utilizarla en beneficio de la persona.
Quien realice la bola debe estar en condiciones óptimas de efectuar el proceso, eso implica libre en lo posible de actitudes egoístas, emociones, implicaciones emocionales directas con el receptor, excesivo deseo de ayudar, energías negativas y magias. Puesto que somos transmisores de esa energía de luz y amor, debemos asegurarnos de estar conectados directamente con la fuente de luz blanca y amor incondicional.
No se trata en estos casos de utilizar nuestra energía personal, nuestro chi para enviarlo a otra persona, sino la energía del universo. Por tanto, no somos nosotros quienes creamos en realidad la bola, aunque evidentemente participamos de una manera consciente en el proceso de elaboración y manejo.
El deseo y la actitud de quien realiza el envío debe ser de máximo respeto y siempre conectado con la fuente de luz blanca a través de su ser superior. Una vez realizada la petición dejará que sea esa energía inteligente que contiene información y la transmite, la que determine qué cualidades de esa energía luz serán las necesarias o adecuadas para cada caso en concreto con lo cual nos alejamos del proceso y evitamos así caer en cualquier tipo de manipulación sobre la otra persona.
Una vez realizado es adecuado preguntar si la bola ha sido enviada y recibida de manera correcta y limpia y si la persona en cuestión la ha recibido ya que en ocasiones puede haber obstáculos que dificulten la entrega de la esfera.
Finalizamos siempre agradeciendo al Universo y a la fuente de luz el hecho de ser un transmisor de la luz blanca aquí en la tierra.
Autores: Maite Barnet y Josep Brucet
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