La creatividad, por un desarrollo humano integral
Existen diversas posturas para ver al ser humano. Una de ellos es el estudio del comportamiento humano basado en la biología, su pensamiento y toda la fundamentación teórica y empírica que existe al respecto. Pero esto no es suficiente, ya que bajo esta mirada existe una limitación para reconocer otras dimensiones del ser humano como su corporalidad, creatividad, afecto, espiritualidad, su esencia. El ser humano es más que un conjunto de funciones biológicas gobernadas por el sistema nervioso como respuesta al medio ambiente.
Esta visión limitada frente a otras dimensiones del ser humano se ve reflejada en la educación tradicional, en nuestra sociedad, en nuestras familias, en nuestra cultura. Durante cientos de años nos has convencido que lo importante en un ser humano es la inteligencia. Siempre hemos pensado en la inteligencia como la capacidad para realizar operaciones matemáticas, aprender de memoria textos, y otras habilidades relacionadas con el hemisferio izquierdo, pero hemos dejado de lado otros elementos del ser humano, convirtiéndolo en un ser mutilado por nuestras propias creencias.
Desde los métodos utilizados por los padres para educar a sus hijos, vemos cómo buscan encasillarlos como: un niño obediente, inteligente, aquel que sigue las reglas al pie de la letra sin cuestionarse nada. Aquel niño que busca obtener un diez en el colegio y considera que por ello es mejor que los demás. Al contrario del niño problema, aquel al que deben aplicarse las diferentes estrategias de corrección de comportamiento para que se ajuste a lo que la sociedad espera de todo buen ser humano, privándolo de su espontaneidad y creatividad. Y es que la creatividad es algo que se ha ido subestimando constantemente en el ser humano. Los médicos, abogados, e ingenieros, muchas veces son considerados superiores frente a los artistas, los escritores de novela o los diseñadores.
Para nuestra sociedad el hemisferio izquierdo se ha convertido en un dios de barro al que adoramos constantemente y hemos dejado al hemisferio derecho de lado, convirtiéndolo en un simple ayudante del hemisferio izquierdo. Hemos perdido nuestra capacidad para maravillarnos por las cosas sencillas de la vida, por explorar nuestro mundo con una mirada inocente, de aquel que no carga prejuicios y conocimientos previos. Hemos rechazado nuestra capacidad de crear.
La educación y la creatividad
La educación debe ir acompañada de la creatividad porque en ella está la posibilidad de evolucionar. Sin creatividad nos estancamos, perdemos la capacidad de adaptación. Sólo las mentes flexibles son capaces de lograr los grandes cambios. Aceptar que somos seres multidimensionales es algo necesario para continuar con un proceso de evolución humana. Expresarnos como seres humanos totales aceptando que tenemos un cuerpo que expresa, que crea y que se transforma con cada experiencia. Que la racionalidad es solo una milésima parte de todo nuestro potencial humano.
El desarrollo del ser humano no es sólo intelectual. Comprender que tenemos la posibilidad de crear más allá de lo posible, que expresamos más allá de lo que hablamos y que creemos en algo más de que lo vemos, es parte de saber que somos seres integrales. La creatividad no es exclusivamente un proceso intelectual. Nuestros cuerpos crean, nos enseñan sobre nosotros mismos, aprenden, mejoran nuestra capacidad para comunicarnos. El cuerpo refleja nuestras emociones y sentimientos dando a otros la posibilidad de entender nuestro mundo interno, aquel que no logramos expresar a través de las palabras. Por medio de la expresión corporal mostramos nuestra historia de vida, los aprendizajes y las memorias que habitan en nosotros, aquellos recuerdos de los cuales muchas veces no somos conscientes.
Nos hemos acostumbrado a habitar en nuestros cerebros, pero nuestro cuerpo muestra con transparencia todo cuánto somos. Cuando buscamos reprimir nuestros emociones, nuestros cuerpos se alteran, dejan de ser creativos convirtiéndonos en seres humanos inflexibles que buscan ocultar su verdadero ser por miedo a la expresión de nuestro interior y con el tiempo ese miedo se transfiere a nuestro alrededor, formando la idea de que lo correcto es mantenernos ocultos, con una máscara que muestra aquel humano racional, capaz de pensar sobre asuntos intelectuales pero incapaz de reconocerse en su ser íntimo.
Dejar de ocultar al ser humano
Ocultamos nuestra imaginación y con ella llega la frustración. Nos convertimos en seres amargados que sólo buscan llenarse de lo exterior para no tener que ver el vacío interior. Es así, como hemos creado un mundo donde está prohibido imaginar formas diferentes de educar, porque la educación tradicional nos permite tener control sobre los niños y jóvenes que se están formando, llenándolos del mismo miedo, insatisfacción y represión de la que nos hemos hecho cada uno de nosotros.
En la educación vemos como se les asigna un número a los estudiantes para determinar su nivel de conocimiento, y aunque se han implementado términos modernos como la evaluación por competencias, al final todo se reduce a lo mismo, a una calificación que indica qué tan buena o mala memoria tiene un estudiante. Los estudiantes no sienten interés por la educación, simplemente desean satisfacer las necesidades que los adultos y la sociedad imponen. Vemos como en la época actual muchos niños y adolescentes se niegan a estudiar, porque perdieron el interés por descubrir el mundo. Este es el resultado de una educación cuadriculada donde lo único que interesa es demostrar cuánta información retiene una persona en su cabeza, sin permitirles a los estudiantes la posibilidad de reflexionar sobre lo que se les enseña, crear a partir de lo que existe, expresar de formas novedosas.
Las investigaciones se han centrado en conocer el funcionamiento del ser humano desde una perspectiva empírico analítica, proponiendo modelos “exactos” que terminan encasillando a los seres humanos dentro de una etiqueta. En la psicología se han utilizado estas etiquetas para diagnosticar al ser humano y desde este diagnóstico, establecer un conjunto de pasos para tratar a la persona. Esto hace que queden por fuera aspectos verdaderamente importantes de la persona con la que se está trabajando y dejandonos con un sinsabor con respecto al manejo que le están dando a nuestra problemática.
Debemos cambiar la manera en que se ve al ser humano desde la perspectiva científica, aceptando que los seres humanos no somos máquinas y que no podemos matematizar las funciones psicológicas de éste y mucho menos sesgar su emocionalidad, creatividad y espiritualidad. Debemos ampliar la visión acerca de lo que es el ser humano y la forma en que se relaciona en el medio. Es válido afirmar que el ser humano reacciona frente a estímulos ambientales y que cuenta con un procesamiento de información a través de diferentes vías sensitivas. El inconveniente se encuentra en atribuir completamente a este tipo de factores la existencia completa del mismo.
Autor: JP Ben-Avid
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