Estudiantes inventan un test para detectar agroquímicos en el agua y los alimentos
por Esteban Flores
La lógica y velocidad del consumo en el mundo entero ha llevado a muchos a poner el afán de lucro por sobre los recursos, la cultura e incluso la vida de muchas poblaciones. Esto es lo que se está debatiendo ahora en Europa y Estados Unidos, el terreno en el que un posible Tratado de libre comercio podría flexibilizar las condiciones de vida y salud de los habitantes, empobreciendo sus derechos.
La alimentación se ha vuelto también un importante mercado de consumo, donde los grandes productores buscan producir más en un modelo agrícola industrial que descuida la tierra, aunque ésta es, paradójicamente, la fuente de alimento por excelencia. Esto es lo que sucede con el uso de algunos herbicidas, como el glifosato, que se comercializa en más de 100 países del mundo; siendo su proveedor comercial más polémico la compañía Monsanto a través de su producto “Roundup”.
¿Por qué los productores eligen este producto? Porque les permite eliminar todas las malezas que atacan sus cultivos. ¿Cómo sobreviven las plantas entonces? Porque las semillas han sido modificadas genéticamente para resistirlo. Y éstas también son comercializadas por el mismo Monsanto, de modo que las únicas semillas que podrán crecer en estos suelos contaminados son las que ellos mismos venden. Así se cierra un círculo perfecto que beneficia a la misma compañía que produjo el Agente Naranja utilizado en la Guerra de Vietnam, cuando era fabricante de productos químicos; un antecedente que es preciso no olvidar.
Pero el revés de una producción “eficiente”, son los efectos que conlleva el uso de glifosato. Al infiltrarse en el suelo, el aire, el agua y los alimentos que se cosechan, inciden perjudicialmente sobre nuestra salud, y la de todo el ambiente. De hecho, puedes conocer cuáles son las 10 enfermedades que podría causar.
La alimentación se ha vuelto también un importante mercado de consumo, donde los grandes productores buscan producir más en un modelo agrícola industrial que descuida la tierra, aunque ésta es, paradójicamente, la fuente de alimento por excelencia. Esto es lo que sucede con el uso de algunos herbicidas, como el glifosato, que se comercializa en más de 100 países del mundo; siendo su proveedor comercial más polémico la compañía Monsanto a través de su producto “Roundup”.
¿Por qué los productores eligen este producto? Porque les permite eliminar todas las malezas que atacan sus cultivos. ¿Cómo sobreviven las plantas entonces? Porque las semillas han sido modificadas genéticamente para resistirlo. Y éstas también son comercializadas por el mismo Monsanto, de modo que las únicas semillas que podrán crecer en estos suelos contaminados son las que ellos mismos venden. Así se cierra un círculo perfecto que beneficia a la misma compañía que produjo el Agente Naranja utilizado en la Guerra de Vietnam, cuando era fabricante de productos químicos; un antecedente que es preciso no olvidar.
Pero el revés de una producción “eficiente”, son los efectos que conlleva el uso de glifosato. Al infiltrarse en el suelo, el aire, el agua y los alimentos que se cosechan, inciden perjudicialmente sobre nuestra salud, y la de todo el ambiente. De hecho, puedes conocer cuáles son las 10 enfermedades que podría causar.
Este invento que aun se encuentra en su fase de desarrollo utilizaría la misma lógica que los test de embarazo caseros, con la capacidad de detectar la presencia de este herbicida en sustratos diluidos en agua, mediante una coloración diferencial de bacterias modificadas genéticamente.
El docente e investigador a cargo del proyecto, Lic. Pablo Peralta Roa señaló que: “Se trata de un kit en el que uno tiene la bacteria deshidratada fijada en una tira reactiva -de plástico o de papel- que se torna de un azul intenso al colocarla en una solución que contiene glifosato como contaminante”.
¿Cómo funciona el Glifotest?
En el equipo de investigación a cargo de Peralta Roa se encuentran también los estudiantes Evelina Caparros Frentzel, Ximena Romano, Victoria de la Paz BernasconiTorres, Daniel Franck, Luis Francisco Magni, Guillermo Saá, Lautaro Castro; y el Dr. Sergio Ghio, como co-coordinador.
El proyecto aun se encuentra en una fase experimental, y el kit todavía no se ha desarrollado. Pero, de avanzar, sin duda representaría un gran avance en la lucha contra las grandes multinacionales como Monsanto que aun se esfuerzan por demostrar la inocuidad de los productos y sustancias que comercializan en el mundo entero. Y una vez más son los estudiantes los que se atreven a poner su conocimiento y pasión a favor de una causa que tendrá un efecto transformador para las próximas generaciones.
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