Actividades fundamentales con el dinero
Los hombres establecieron tres tipos de actividades fundamentales con el dinero, el oro y los bienes materiales: la primera, de compra y venta, en la cual los bienes materiales son cambiados por dinero o por oro; la segunda, la del préstamo de dinero, de oro o de bienes materiales a alguien que queda obligado a restituirlos; la tercera actividad es la de la donación a otra persona.
Esas tres maneras de relacionarse con el dinero, con el oro y con los bienes materiales tienen diferentes valores, desde el punto de vista espiritual. En la primera, los participantes no crean vínculos entre ellos si la transacción es aceptada y considerada justa por todos. En la segunda, aquel que presta queda ligado kármicamente con las actividades que el otro desenvuelve para poder pagar la deuda. Los métodos usados para obtener lo que debe ser restituido entran en la “cuenta” kármica de ambos; tanto de quien pidió como de quien prestó. La tercera manera es la única que podemos decir que está dentro de la ley espiritual, si examinamos el asunto con rigurosidad y sin compromisos con las fuerzas involutivas, que ya están finalizando su hegemonía en la Tierra. Si no hubiese apegos de parte del donante y si hubiese apertura del corazón por parte del beneficiado, no se crean vínculos. La donación es, entonces, la forma más libre de relacionarse con el dinero o con cualquier bien, siempre que se realice con actitud correcta.
Es posible, incluso en las otras dos modalidades de relacionarse, que haya ausencia de apegos o de cualquier compromiso interior. Sin embargo, indudablemente siempre hay alguna participación en el karma colectivo, aunque sea mínima.
En cambio, una donación completamente libre y no condicionada a apegos por parte del donante (ni siquiera a agradecimientos) es la manera de relacionarse con los bienes que está más próxima a la vibración espiritual y a las leyes superiores. Las dos primeras, aunque correctas frente a las leyes de la superficie de la Tierra, transgreden leyes mayores. En realidad, los bienes deberían ser de todos y, por lo tanto, compras, ventas y préstamos son característicos de civilizaciones que aún no conocen el verdadero orden del universo.
Extraído del libro "El Nuevo Comienzo del Mundo." – Trigueirinho
Editorial Kier
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