Es Tiempo de Despertar
Tiempo del despertar. Entrevista a Daniel Meurois sobre el significado de “despertar”. Ha llegado la hora de dejar de desarrollar tantos temas para empezar a preguntarnos ¿Qué hacemos ahora con toda esa información? ¿Cómo ponerla en práctica? ¿Cómo salir del victimismo? ¿Por qué ahora es el momento?
¿Puedes hablarnos un poco de ello?
Sí. En realidad es un título sobre el que me he interrogado bastante porque en un momento dado me pregunté si no tenía que llamarlo simplemente “Tiempo de despertar”. ¿Se trata de un “despertar” o de “despertar”? La pregunta sigue ahí… Ya que hay todo un matiz… Todo depende del punto de vista con que se mira.
En todo caso, por mi parte lo que observo es que hace ahora unos treinta años que estoy en este proceso de comunicar al público mis descubrimientos interiores en el plano espiritual y humano, y me doy cuenta de que en treinta años hemos elaborado muchísimas cosas. Hemos desarrollado muchísimas reflexiones en muchos ámbitos, la meditación, la limpieza celular, nuestra visión de la salud, el desarrollo de la conciencia, el bienestar del ser, la superación de la maya, etc… hemos explorado toda una serie de campos de la conciencia: la proyección de la conciencia fuera del cuerpo, los anales akáshicos y todo eso, y luego me dije que tal vez deberíamos dejar de desarrollar todo eso por el simple hecho de desarrollarlo y preguntarnos, qué hacemos con eso ahora ya que, durante estos treinta años el mundo ha cambiado mucho y al mismo tiempo no ha cambiado.
No ha cambiado en la medida en que nosotros los seres humanos, aparte de haber desarrollado muchos conceptos, en el fondo de nosotros mismos seguimos guardando, me parece, lo esencial de nuestras dificultades, lo esencial de nuestro sufrimiento. Por supuesto, depende de cada caso, hay personas que han dado un salto enorme dentro de sí mismos y son bastantes, pero globalmente, nuestra humanidad sigue con sus mismas pupas, si puedo expresarme así, que no cesa de rascar. Entonces me dije que tal vez debemos despertar o despertarnos. Es importante. Es decir, que pasemos a una reforma interior seria: ¿qué hacemos con todo eso que comprendemos o creemos comprender?
Hay vidas donde tenemos la oportunidad de cambiar y esta es una.
Porque me parece que nuestro mundo ha llegado a un punto de exacerbación de muchas cosas. Creo que no hay ningún límite, nada está restringido, todo parece posible y al mismo tiempo hay mucha barbarie, egoísmo, corrupción, orgullo, todo lo que se quiera, mentiras… Por tanto creo que llegamos, social y mundialmente hablando, a una especie de saturación y estoy absolutamente convencido que si no cambiamos de marcha ahora, nuestra humanidad se estrellará contra un muro. No soy de ningún modo pesimista, todo lo contrario, pienso que hay un potencial extraordinario delante de nosotros, pero tal vez ha llegado el momento de poner este potencial en movimiento. Hemos comprendido muchas cosas, o en apariencia hemos comprendido muchas cosas, eso es al menos lo que creemos o tratamos a veces de hacer creer. Pero concretamente, en lo cotidiano ¿cómo lo ponemos en práctica de un modo radical y no simplemente continuando desarrollando hermosas teorías?
– ¿Cómo se hace?
El día a día, el torbellino de la vida nos dirige hacia una urgente mutación, y estamos todavía muy enganchados, me temo, al mundo de las ilusiones, al mundo del ego, al mundo en el que se da importancia a cosas que, en última instancia, son cosas totalmente secundarias en nuestra vida.
– El mundo de la separación.
El mundo de la separación, el mundo de la dualidad. Creo que nunca hemos estado tan de lleno en la dualidad pretendiendo al mismo tiempo, al menos alguno, querer buscar la unificación, la paz de la conciencia, etc… Bien, pues se trata de eso: ¿qué hacemos ahora y cómo lo hacemos? ¿Cómo hacemos para cambiar de marcha, para dejar de dar vueltas y más vueltas?
– Una reflexión…
No es solo a una reflexión porque eso sería seguir dando vueltas sobre lo mismo. Quiero proponer un cierto número de meditaciones e indicarles ciertos ejercicios por hacer que pueden ser pequeños desafíos cotidianos, que pueden ser formas de cambiar, diría, nuestras maneras de reaccionar y nuestros comportamientos.
Por tanto, no se trata de seguir revolviendo y una y otra vez teorías, hay un tiempo para eso y por supuesto es necesario comprender cómo funciona nuestro ser y cómo funciona un poco el universo en el plano sutil, de qué dependemos y también qué somos capaces de hacer en este gran mecanismo y por qué es el momento de hacerlo y despertar.
– La dispersión
Es lo que vivimos todos los días. Estamos en una sociedad en la que nos es casi imposible poder centrarnos en las cosas importantes de la vida. Estamos constantemente invadidos por todos lados por la multitud de medios de comunicación, por toneladas de informaciones que nos caen encima diría casi a cada minuto o cada segundo de nuestra vida; estamos hasta tal punto saturados de información, que creo que estamos des-informados.
Estamos en un mundo en el que estamos invadidos por el sonido y la imagen continuamente y donde muchos de nosotros ya no son capaces de soportar el silencio y necesitan constantemente una especie de algarabía mental para no tener la impresión de aburrirse, y todo esto es el miedo, ¿el miedo de qué? el miedo de lo que está en nosotros, el miedo de lo que nos habita. Entonces esto es verdaderamente la dispersión de la que quiero hablar y de cómo hacer para evitar cada vez más esta dispersión y regresar a nosotros, porque el secreto de la felicidad que todos buscamos, de la quietud, de la serenidad no está fuera de nosotros, sino que la tenemos totalmente en nosotros al redescubrir quien somos… y de los valores fundamentales también.
– ¿Cuáles son los indicios de nuestra dependencia a la dispersión y la disgregación de la conciencia?
Justamente esta imposibilidad a estar solo consigo mismo. Hay mucha gente que no puede estar sola consigo misma. Es decir, tiene la necesidad que agarrarse a muchas cosas y termina agarrándose a los antidepresivos, a los ansiolíticos. Cada vez vemos a más jóvenes en nuestra sociedad que desde la adolescencia, y algunas veces incluso desde la infancia, están atiborrados de ansiolíticos y antidepresivos. ¡Es terrible! Se dirá: bueno, es normal, por esto, por lo otro… hay muchas explicaciones pero no intentamos buscar el por qué hemos llegado hasta eso. Están haciendo de nosotros unos zombis en la tierra y con más razón aquellos que nos suceden, es decir los niños y los jóvenes adultos, se sienten cada vez menos bien consigo mismos. Por supuesto hay excepciones, hay personas formidables entre ellos, pero hay una especie de sufrimiento global en nuestra sociedad, un sufrimiento que hace que ya no nos soportamos más a nosotros mismos y huimos de nuestras verdaderas realidades.
– ¿Quizás nos estamos estrellando contra una pared?
Nos estamos estrellando contra una pared. No es un tema que a priori sea muy fácil ni un tema que estimule mucho… no hay nada de sensacional en ello, al mismo tiempo no es grave, no es triste, pero es fundamental creo, tener el coraje de reflexionar sobre qué es lo que queremos hacer con nuestra vida.
– ¿Qué es la verdadera felicidad?
La verdadera felicidad no creo que sea algo que aprendamos a conocer diciéndonos: seré verdaderamente feliz el día en que no ocurra nada penoso en mi vida. Creo que la verdadera felicidad es justamente la de procurar descubrir una forma de altitud que todos somos capaces de tomar con el fin de posar una mirada diferente y des-dramatizante sobre todas esas pequeñas cosas que en la vida cotidiana a veces nos cansan, nos agotan o nos entristecen. Es el descubrimiento de una forma de mirar el mundo y de situarse en este mundo. No es de ningún modo una receta de ataraxia, una receta que nos impida sufrir. El sufrimiento forma parte de la vida encarnada y nos pertenece a nosotros poner límites a este sufrimiento y a las dificultades que tenemos, aprendiendo a desplegar y a posar una mirada infinitamente más optimista y cargada de más esperanza sobre nuestra vida porque, mirándolo bien, creo que hay, en especial aquí en occidente, muchas más ocasiones de ver las cosas de un modo más feliz que desgraciado. Pero creo que estamos como educados a considerar solo aquello que no funciona en nuestras vidas, a refrenar la esperanza en nosotros. Necesitamos reconquistar en nosotros nuestra verdadera identidad y la felicidad de vivir, de despertar, comprendiendo bien cuáles son nuestros privilegios como seres humanos, nuestros privilegios como occidentales también, porque nosotros somos los niños mimados de nuestro mundo. Y si estos niños mimados no llegan ni tan siquiera a darse cuenta de que hay una fuerza extraordinaria en el ser humano, entonces, ¿qué significado tiene toda esta vida? ¡Somos responsables de muchas cosas en esta tierra!
El arte de salir adelante, salir del propio victimismo.
Esto forma parte del camino de la felicidad también y del camino de la unificación pues creo que demasiado a menudo, hemos tenido actitudes de víctima en nuestro camino de vida y ha llegado el momento de ver las cosas de forma diferente y saber qué es lo que queremos y qué es lo que no queremos más, tanto a nivel personal y como para el conjunto de nuestra sociedad, pues hay cosas que son inaceptables y que han demostrado, o no demostrado en el pasado, formas de comportamiento, maneras de ver la vida… las cuales deben ser radicalmente modificadas si aspiramos a otra respiración en nuestro mundo y hacer de él algo que valga realmente la pena ser vivido.
– Entonces… volverse contagioso de Luz es nuestra responsabilidad…
Sí, es la finalidad. Es hermoso saber un montón de cosas pero es mucho más hermoso saber asimilarlas para ser contagiosos a nuestra manera.
Intus Solaris.
Traducción: Isthar Luna-Sol
¿Puedes hablarnos un poco de ello?
Sí. En realidad es un título sobre el que me he interrogado bastante porque en un momento dado me pregunté si no tenía que llamarlo simplemente “Tiempo de despertar”. ¿Se trata de un “despertar” o de “despertar”? La pregunta sigue ahí… Ya que hay todo un matiz… Todo depende del punto de vista con que se mira.
En todo caso, por mi parte lo que observo es que hace ahora unos treinta años que estoy en este proceso de comunicar al público mis descubrimientos interiores en el plano espiritual y humano, y me doy cuenta de que en treinta años hemos elaborado muchísimas cosas. Hemos desarrollado muchísimas reflexiones en muchos ámbitos, la meditación, la limpieza celular, nuestra visión de la salud, el desarrollo de la conciencia, el bienestar del ser, la superación de la maya, etc… hemos explorado toda una serie de campos de la conciencia: la proyección de la conciencia fuera del cuerpo, los anales akáshicos y todo eso, y luego me dije que tal vez deberíamos dejar de desarrollar todo eso por el simple hecho de desarrollarlo y preguntarnos, qué hacemos con eso ahora ya que, durante estos treinta años el mundo ha cambiado mucho y al mismo tiempo no ha cambiado.
No ha cambiado en la medida en que nosotros los seres humanos, aparte de haber desarrollado muchos conceptos, en el fondo de nosotros mismos seguimos guardando, me parece, lo esencial de nuestras dificultades, lo esencial de nuestro sufrimiento. Por supuesto, depende de cada caso, hay personas que han dado un salto enorme dentro de sí mismos y son bastantes, pero globalmente, nuestra humanidad sigue con sus mismas pupas, si puedo expresarme así, que no cesa de rascar. Entonces me dije que tal vez debemos despertar o despertarnos. Es importante. Es decir, que pasemos a una reforma interior seria: ¿qué hacemos con todo eso que comprendemos o creemos comprender?
Hay vidas donde tenemos la oportunidad de cambiar y esta es una.
Es tiempo de despertar
¿Por qué precisamente ahora?Porque me parece que nuestro mundo ha llegado a un punto de exacerbación de muchas cosas. Creo que no hay ningún límite, nada está restringido, todo parece posible y al mismo tiempo hay mucha barbarie, egoísmo, corrupción, orgullo, todo lo que se quiera, mentiras… Por tanto creo que llegamos, social y mundialmente hablando, a una especie de saturación y estoy absolutamente convencido que si no cambiamos de marcha ahora, nuestra humanidad se estrellará contra un muro. No soy de ningún modo pesimista, todo lo contrario, pienso que hay un potencial extraordinario delante de nosotros, pero tal vez ha llegado el momento de poner este potencial en movimiento. Hemos comprendido muchas cosas, o en apariencia hemos comprendido muchas cosas, eso es al menos lo que creemos o tratamos a veces de hacer creer. Pero concretamente, en lo cotidiano ¿cómo lo ponemos en práctica de un modo radical y no simplemente continuando desarrollando hermosas teorías?
– ¿Cómo se hace?
El día a día, el torbellino de la vida nos dirige hacia una urgente mutación, y estamos todavía muy enganchados, me temo, al mundo de las ilusiones, al mundo del ego, al mundo en el que se da importancia a cosas que, en última instancia, son cosas totalmente secundarias en nuestra vida.
– El mundo de la separación.
El mundo de la separación, el mundo de la dualidad. Creo que nunca hemos estado tan de lleno en la dualidad pretendiendo al mismo tiempo, al menos alguno, querer buscar la unificación, la paz de la conciencia, etc… Bien, pues se trata de eso: ¿qué hacemos ahora y cómo lo hacemos? ¿Cómo hacemos para cambiar de marcha, para dejar de dar vueltas y más vueltas?
– Una reflexión…
No es solo a una reflexión porque eso sería seguir dando vueltas sobre lo mismo. Quiero proponer un cierto número de meditaciones e indicarles ciertos ejercicios por hacer que pueden ser pequeños desafíos cotidianos, que pueden ser formas de cambiar, diría, nuestras maneras de reaccionar y nuestros comportamientos.
Por tanto, no se trata de seguir revolviendo y una y otra vez teorías, hay un tiempo para eso y por supuesto es necesario comprender cómo funciona nuestro ser y cómo funciona un poco el universo en el plano sutil, de qué dependemos y también qué somos capaces de hacer en este gran mecanismo y por qué es el momento de hacerlo y despertar.
– La dispersión
Es lo que vivimos todos los días. Estamos en una sociedad en la que nos es casi imposible poder centrarnos en las cosas importantes de la vida. Estamos constantemente invadidos por todos lados por la multitud de medios de comunicación, por toneladas de informaciones que nos caen encima diría casi a cada minuto o cada segundo de nuestra vida; estamos hasta tal punto saturados de información, que creo que estamos des-informados.
Estamos en un mundo en el que estamos invadidos por el sonido y la imagen continuamente y donde muchos de nosotros ya no son capaces de soportar el silencio y necesitan constantemente una especie de algarabía mental para no tener la impresión de aburrirse, y todo esto es el miedo, ¿el miedo de qué? el miedo de lo que está en nosotros, el miedo de lo que nos habita. Entonces esto es verdaderamente la dispersión de la que quiero hablar y de cómo hacer para evitar cada vez más esta dispersión y regresar a nosotros, porque el secreto de la felicidad que todos buscamos, de la quietud, de la serenidad no está fuera de nosotros, sino que la tenemos totalmente en nosotros al redescubrir quien somos… y de los valores fundamentales también.
– ¿Cuáles son los indicios de nuestra dependencia a la dispersión y la disgregación de la conciencia?
Justamente esta imposibilidad a estar solo consigo mismo. Hay mucha gente que no puede estar sola consigo misma. Es decir, tiene la necesidad que agarrarse a muchas cosas y termina agarrándose a los antidepresivos, a los ansiolíticos. Cada vez vemos a más jóvenes en nuestra sociedad que desde la adolescencia, y algunas veces incluso desde la infancia, están atiborrados de ansiolíticos y antidepresivos. ¡Es terrible! Se dirá: bueno, es normal, por esto, por lo otro… hay muchas explicaciones pero no intentamos buscar el por qué hemos llegado hasta eso. Están haciendo de nosotros unos zombis en la tierra y con más razón aquellos que nos suceden, es decir los niños y los jóvenes adultos, se sienten cada vez menos bien consigo mismos. Por supuesto hay excepciones, hay personas formidables entre ellos, pero hay una especie de sufrimiento global en nuestra sociedad, un sufrimiento que hace que ya no nos soportamos más a nosotros mismos y huimos de nuestras verdaderas realidades.
– ¿Quizás nos estamos estrellando contra una pared?
Nos estamos estrellando contra una pared. No es un tema que a priori sea muy fácil ni un tema que estimule mucho… no hay nada de sensacional en ello, al mismo tiempo no es grave, no es triste, pero es fundamental creo, tener el coraje de reflexionar sobre qué es lo que queremos hacer con nuestra vida.
– ¿Qué es la verdadera felicidad?
La verdadera felicidad no creo que sea algo que aprendamos a conocer diciéndonos: seré verdaderamente feliz el día en que no ocurra nada penoso en mi vida. Creo que la verdadera felicidad es justamente la de procurar descubrir una forma de altitud que todos somos capaces de tomar con el fin de posar una mirada diferente y des-dramatizante sobre todas esas pequeñas cosas que en la vida cotidiana a veces nos cansan, nos agotan o nos entristecen. Es el descubrimiento de una forma de mirar el mundo y de situarse en este mundo. No es de ningún modo una receta de ataraxia, una receta que nos impida sufrir. El sufrimiento forma parte de la vida encarnada y nos pertenece a nosotros poner límites a este sufrimiento y a las dificultades que tenemos, aprendiendo a desplegar y a posar una mirada infinitamente más optimista y cargada de más esperanza sobre nuestra vida porque, mirándolo bien, creo que hay, en especial aquí en occidente, muchas más ocasiones de ver las cosas de un modo más feliz que desgraciado. Pero creo que estamos como educados a considerar solo aquello que no funciona en nuestras vidas, a refrenar la esperanza en nosotros. Necesitamos reconquistar en nosotros nuestra verdadera identidad y la felicidad de vivir, de despertar, comprendiendo bien cuáles son nuestros privilegios como seres humanos, nuestros privilegios como occidentales también, porque nosotros somos los niños mimados de nuestro mundo. Y si estos niños mimados no llegan ni tan siquiera a darse cuenta de que hay una fuerza extraordinaria en el ser humano, entonces, ¿qué significado tiene toda esta vida? ¡Somos responsables de muchas cosas en esta tierra!
El arte de salir adelante, salir del propio victimismo.
Esto forma parte del camino de la felicidad también y del camino de la unificación pues creo que demasiado a menudo, hemos tenido actitudes de víctima en nuestro camino de vida y ha llegado el momento de ver las cosas de forma diferente y saber qué es lo que queremos y qué es lo que no queremos más, tanto a nivel personal y como para el conjunto de nuestra sociedad, pues hay cosas que son inaceptables y que han demostrado, o no demostrado en el pasado, formas de comportamiento, maneras de ver la vida… las cuales deben ser radicalmente modificadas si aspiramos a otra respiración en nuestro mundo y hacer de él algo que valga realmente la pena ser vivido.
– Entonces… volverse contagioso de Luz es nuestra responsabilidad…
Sí, es la finalidad. Es hermoso saber un montón de cosas pero es mucho más hermoso saber asimilarlas para ser contagiosos a nuestra manera.
Intus Solaris.
Traducción: Isthar Luna-Sol
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