Todos aquellos que se dedican a cuidar y sanar a otros cumplen una función importante, pues ayudan a personas afligidas por diferentes enfermedades. Tal espíritu altruista se corresponde con el deseo universal del bienestar de todos los seres vivientes.
El proceso de curación de un enfermo comienza con la energía que se le transmite al paciente. Dicha energía proviene desde el médico y se traduce en afecto, amor y dedicación para el enfermo. También se entrega a través de las manos. Los sanadores genuinos son conscientes de esto, y se oponen a la medicina tradicional de los hospitales y a su sistema muchas veces deshumanizado de atención que ve al paciente como un objeto. Asimismo, prefieren la medicina natural y cuestionan la industria de los fármacos, que cuida sus intereses y monopolio omitiendo el poder curativo de las plantas, para consolidar así el consumo de muchos medicamentos químicos nocivos y peligrosos para el organismo. En la isla de Tenerife, por ejemplo, hasta se intentó prohibir la sábila, una asombrosa planta curativa al alcance de todos.
De acuerdo a algunas investigaciones, la historia de la industria farmacéutica registra crímenes de todo tipo, desde la prueba de medicamentos mortales (no aprobados) en seres humanos de África, hasta el encubrimiento de otros (aprobados) altamente perjudiciales. ¿Qué se puede pensar entonces de los médicos que ponen esto en práctica? La sanación depende en buena medida de la sinceridad del sistema de salud hacia los usuarios.
Los médicos ayurvédicos de Oriente, llamados vaidya recomiendan indagar sobre la medicina natural y agotar los recursos para curarse antes de acudir a los medicamentos convencionales. Asimismo, promueven los ayunos, los ejercicios de respiración contemplados en el yoga, la sana alimentación vegetariana; invitan a las personas a abstenerse del consumo de tóxicos como el licor y las drogas, y sugieren la regulación en la vida sexual, ya que el control de los sentidos protege de cualquier exceso que pueda acarrear inestabilidad emocional y mental.
Ellos son personas con bastante sabiduría y enseñan que las enfermedades se producen por tres razones elementales: la comida en exceso, la falta de aseo y la ansiedad.
Debido a esta última causa, un vaidya trabaja para que sus pacientes se vuelvan muy agradables y adquieran hábitos de vida inspirados en la bondad y la compasión.
No hay diferencia entre un sanador consciente y un vaidya real: ambos ven a sus pacientes con respeto y afecto.
Ellos son abanderados del bienestar de los pacientes. Las personas con este perfil son invitadas a hacer parte y a conocer más del equipo de Médicos Conscientes y sus postulados: medicosconscientes.net
Además, estos doctores se postulan como voluntarios en entidades sin ánimo de lucro como la Casa de la Sabiduría (houseofwisdom.org)
En Casa de la Sabiduría atienden a las personas, ofreciendo diferentes servicios tales como ceremonias purificatorias con fuego, astrología, se distribuye alimento a personas desamparadas, y más, pero una de las actividades más importantes que presta esta institución es la de aconsejar espiritualmente a enfermos terminales y a sus familias.
Ahora bien, según la sagrada literatura védica, el proceso de sanación es un regalo de Dios. Se dice en la Escritura Sagrada llamada Srimad Bhagavatam (2, 7, 22):
“El Señor, en su encarnación de Dhanvantari, cura muy rápidamente las enfermedades de las por siempre enfermas entidades vivientes. […] Él inauguró en el universo la ciencia médica o el conocimiento de la medicina”.
En otro texto védico llamado Bhagavad-Gita, Dios revela que de Su cuerpo proviene la fuerza de la energía sanadora. De esto podemos concluir, que si la medicina se creó para curar, entonces todo sanador debería seguir los principios universales de sanación.
En la India, se les recomienda a los médicos relacionarse con otros sanadores conscientes más avanzados que ellos, para que puedan conservar su criterio diáfano, mantenerse fieles al propósito de su profesión y adquirir la conciencia para ejercer
su trabajo como una ofrenda a Dios; esto es logrado bajo el amparo de Dios mismo. Una de las oraciones más importantes que pronuncian es:
“Oh mi Señor, permíteme ser un instrumento de Tú amor”.
Quien recite esta oración con profunda seriedad, obtendrá lo que está pidiendo.
Convertirse en un servidor de la Verdad es uno de los propósitos más importantes de la vida, y ser un instrumento del amor de Dios es lo más elevado que existe.
Espero que estas palabras ayuden a todas las personas dedicadas al servicio de sanar a otros, y que les permitan crear conciencia entre los sanadores y los pacientes: hay que recordar que la peor enfermedad es la ignorancia.
El proceso de curación de un enfermo comienza con la energía que se le transmite al paciente. Dicha energía proviene desde el médico y se traduce en afecto, amor y dedicación para el enfermo. También se entrega a través de las manos. Los sanadores genuinos son conscientes de esto, y se oponen a la medicina tradicional de los hospitales y a su sistema muchas veces deshumanizado de atención que ve al paciente como un objeto. Asimismo, prefieren la medicina natural y cuestionan la industria de los fármacos, que cuida sus intereses y monopolio omitiendo el poder curativo de las plantas, para consolidar así el consumo de muchos medicamentos químicos nocivos y peligrosos para el organismo. En la isla de Tenerife, por ejemplo, hasta se intentó prohibir la sábila, una asombrosa planta curativa al alcance de todos.
De acuerdo a algunas investigaciones, la historia de la industria farmacéutica registra crímenes de todo tipo, desde la prueba de medicamentos mortales (no aprobados) en seres humanos de África, hasta el encubrimiento de otros (aprobados) altamente perjudiciales. ¿Qué se puede pensar entonces de los médicos que ponen esto en práctica? La sanación depende en buena medida de la sinceridad del sistema de salud hacia los usuarios.
Los médicos ayurvédicos de Oriente, llamados vaidya recomiendan indagar sobre la medicina natural y agotar los recursos para curarse antes de acudir a los medicamentos convencionales. Asimismo, promueven los ayunos, los ejercicios de respiración contemplados en el yoga, la sana alimentación vegetariana; invitan a las personas a abstenerse del consumo de tóxicos como el licor y las drogas, y sugieren la regulación en la vida sexual, ya que el control de los sentidos protege de cualquier exceso que pueda acarrear inestabilidad emocional y mental.
Ellos son personas con bastante sabiduría y enseñan que las enfermedades se producen por tres razones elementales: la comida en exceso, la falta de aseo y la ansiedad.
Debido a esta última causa, un vaidya trabaja para que sus pacientes se vuelvan muy agradables y adquieran hábitos de vida inspirados en la bondad y la compasión.
No hay diferencia entre un sanador consciente y un vaidya real: ambos ven a sus pacientes con respeto y afecto.
Ellos son abanderados del bienestar de los pacientes. Las personas con este perfil son invitadas a hacer parte y a conocer más del equipo de Médicos Conscientes y sus postulados: medicosconscientes.net
Además, estos doctores se postulan como voluntarios en entidades sin ánimo de lucro como la Casa de la Sabiduría (houseofwisdom.org)
En Casa de la Sabiduría atienden a las personas, ofreciendo diferentes servicios tales como ceremonias purificatorias con fuego, astrología, se distribuye alimento a personas desamparadas, y más, pero una de las actividades más importantes que presta esta institución es la de aconsejar espiritualmente a enfermos terminales y a sus familias.
Ahora bien, según la sagrada literatura védica, el proceso de sanación es un regalo de Dios. Se dice en la Escritura Sagrada llamada Srimad Bhagavatam (2, 7, 22):
“El Señor, en su encarnación de Dhanvantari, cura muy rápidamente las enfermedades de las por siempre enfermas entidades vivientes. […] Él inauguró en el universo la ciencia médica o el conocimiento de la medicina”.
En otro texto védico llamado Bhagavad-Gita, Dios revela que de Su cuerpo proviene la fuerza de la energía sanadora. De esto podemos concluir, que si la medicina se creó para curar, entonces todo sanador debería seguir los principios universales de sanación.
En la India, se les recomienda a los médicos relacionarse con otros sanadores conscientes más avanzados que ellos, para que puedan conservar su criterio diáfano, mantenerse fieles al propósito de su profesión y adquirir la conciencia para ejercer
su trabajo como una ofrenda a Dios; esto es logrado bajo el amparo de Dios mismo. Una de las oraciones más importantes que pronuncian es:
“Oh mi Señor, permíteme ser un instrumento de Tú amor”.
Quien recite esta oración con profunda seriedad, obtendrá lo que está pidiendo.
Convertirse en un servidor de la Verdad es uno de los propósitos más importantes de la vida, y ser un instrumento del amor de Dios es lo más elevado que existe.
Espero que estas palabras ayuden a todas las personas dedicadas al servicio de sanar a otros, y que les permitan crear conciencia entre los sanadores y los pacientes: hay que recordar que la peor enfermedad es la ignorancia.
Fuente: Colección Sabiduría Védica
Autor: Swami B.A. Paramadvaiti
Autor: Swami B.A. Paramadvaiti
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