La televisión italiana difunde el drama argentino de los agrotóxicos
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Los alimentos que cada día consumimos comparten una realidad. Exceptuando algunos casos en los que elegimos a conciencia productos orgánicos, casi todo lo que comemos proviene de los grandes campos.
La agricultura moderna es muy compleja: lo que consumimos puede venir del extremo opuesto del planeta, puede haber permanecido congelado durante meses antes de llegar a nuestra mesa, y puede ser un vegetal que, en condiciones naturales, jamás encontraríamos en cierta estación del año en nuestro país.
Para que eso sea posible, intervienen muchos factores, pero uno de ellos es quizás el más preocupante: los agroquímicos. Sustancias químicas con las que se fumigan y fertilizan los cultivos que, de otra manera, no podrían tener la magnitud que alcanzan.
Los químicos con los que se tratan los alimentos nos afectan a todos, pero su efecto es mucho más visible sobre algunas personas: los habitantes de los pueblos fumigados.
La agricultura moderna es muy compleja: lo que consumimos puede venir del extremo opuesto del planeta, puede haber permanecido congelado durante meses antes de llegar a nuestra mesa, y puede ser un vegetal que, en condiciones naturales, jamás encontraríamos en cierta estación del año en nuestro país.
Para que eso sea posible, intervienen muchos factores, pero uno de ellos es quizás el más preocupante: los agroquímicos. Sustancias químicas con las que se fumigan y fertilizan los cultivos que, de otra manera, no podrían tener la magnitud que alcanzan.
Los químicos con los que se tratan los alimentos nos afectan a todos, pero su efecto es mucho más visible sobre algunas personas: los habitantes de los pueblos fumigados.
Mientras que muchos medios de comunicación locales lo ignoran, la televisión italiana se hizo eco de la situación de las zonas rurales del Litoral Argentino. Allí hay pueblos en los que literalmente llueve el veneno: las fumigaciones aéreas, que deberían caer sobre los cultivos, caen sobre las personas.
En algunos casos, como el de Santiago Arévalo, el contacto de los niños con los agroquímicos termina en la muerte. En otros, las personas acaban por convivir con discapacidades para siempre, como en el caso de Fabian Tomasi, que forma parte del informe.
Aquí puedes ver el informe completo:
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