viernes, 23 de enero de 2015

APRENDIENDO A SOLTAR



Aprendiendo a soltar
Cada año la vida nos toma un examen de desapego...
Cada mañana observo los árboles desde mi ventana y noto como ya empiezan a vivir su lenta transformación. Las hojas han ido pasando desde el verde brillante casi esmeralda hasta el amarillo dorado, ocres intensos, rojizo fuerte, ciruela opaco, marrón achocolatado y vinos añejos… Poco a poco la temporada está cambiando y así mismo mi corazón se prepara para vivir esta evolución.

Cada mañana observo los árboles desde mi ventana y noto como ya empiezan a vivir su lenta transformación. Las hojas han ido pasando desde el verde brillante casi esmeralda hasta el amarillo dorado, ocres intensos, rojizo fuerte, ciruela opaco, marrón achocolatado y vinos añejos… Poco a poco la temporada está cambiando y así mismo mi corazón se prepara para vivir esta evolución.

Todos, sin excepción, formamos ideas de nosotros mismos y nos clasificamos en diferentes grupos: los caucásicos, de piel blanca, de estatura media, saludables, de un país desarrollado, de buena educación, de religión tal, de padres conservadores, de abuelos europeos, heterosexuales, de buenas costumbres, trabajadores, respetuosos de las normas, buenos amigos, etc. y con eso creamos una imagen estática, siempre bajo esa ilusión de la estabilidad… y de pronto nos damos cuenta que hemos ido cambiando y esa idea no se ajusta mucho a la imagen que tenemos de nosotros… ya no nos sentimos tan orgullosos de que nuestros abuelos hayan llegado del viejo continente, ni nos creemos afortunados de tener una piel tan blanca… sentimos que nuestra educación fue un desastre y que hubiese sido mejor no ir a la escuela y aprender cosas más necesarias como a respirar conscientemente, o a crear nuestro propio huerto en casa o a cocinar sin tener que matar a nuestros hermanos animales, o a hacer cartas astrales para conocer la influencia de los planetas en nuestro vida y cien veces mejor sería habernos quedado en casa aprendiendo a expresarnos con pinceles y colores en un gran lienzo blanco… ya no nos identificamos con esa religión tal ni con un determinado país… nos sentimos parte de este mundo, del Universo y asumimos que hemos ido dejando atrás muchas cosas que creímos nuestras…

Hoy siento que soy como cada uno de esos árboles que veo por la ventana, cambiando mis ritmos y colores internos… Vamos creando hojas nuevas cada año y también nos vamos desprendiendo de otras… a veces no somos conscientes de eso y con el correr de los años nos damos cuenta, como hoy, de lo diferentes que somos de aquellos que una vez fuimos… Hemos dejado ir tantas cosas… y hemos adquirido otras…

Vivimos nuestras propias estaciones internas creando nuevos brotes en primavera, madurándolos en verano y dejando caer hojas en otoño, para entrar en el receso invernal…

Este año te propongo vivir este proceso más conscientemente… que no pase el otoño por tu vida, sino que vívelo con todo tu ser empezando por mirar a tu alrededor para ver las hojas de tu vida que se han secado y deberás soltar… Revisa tus creencias, tus costumbres, tus sueños… examina tus afectos, tus emociones, tus conflictos…Tal vez debes dejar caer como hojas algo de esto y si quieres que entren cosas nuevas a tu vida tendrás que generar el espacio que ocuparán… primero dejarás libre la rama para que se formen nuevos brotes… No temas desprenderte de algunas cosas… desapégate de todo lo que no te hace feliz… Ten el valor de escucharte y aprende a oír esa voz que sale de tu corazón. No permitas que sean otros los que decidan como debes vivir la vida. Haz de este otoño un espacio para el encuentro contigo mismo y recuerda que esta nostálgica estación es precisamente una invitación a oír los susurros de nuestra alma.

Ahí, en el silencio otoñal dedica un tiempo a mirar los árboles y a aprender de ellos como viven esta mutación… Imprégnate de la sencillez y humildad inherente a la naturaleza, para liberarte de cargas innecesarias… Deja de arrastrar ese cargamento de hojas ya muertas y suelta… libérate… libera a otros… Se libre!

Ya no eres quien fuiste hace muchos años porque soltaste las cargas que te impedían avanzar… despréndete ahora lo que te produce estancamiento y camina confiado en que lo que te espera es mejor… estás listo para sacar afuera toda esa maravillosa cosecha que darás al mundo. El fruto ha madurado y es tiempo de escucharte… y ser feliz.

Me®


http://mer-sanandoelalma.blogspot.com



No hay comentarios:

Publicar un comentario